miércoles, 17 de diciembre de 2008

Hablar en chino

Hace tiempo que leo y escucho en todos lados sobre la economía china y cómo eventualmente se convertirá en la primera economía del mundo y China será la primera potencia del planeta. Hay que aprender a hablar chino rápido, si queremos estar al día con el "nuevo orden mundial".

No tan rápido, pienso yo. Hace años pasamos por la misma histeria colectiva cuando Japón se perfilaba como una economía poderosa y todos aconsejaban aprender japonés y comprar Yen para asegurar el futuro. No ocurrió. La economía japonesa resultó no tener el combustible necesario para presentar un verdadero reto a la norteamericana, con sus enormes subsidios al trabajo y sin suficientes recursos naturales para sostener su enorme población que tampoco consumía lo suficiente.

Al final, la economía japonesa creció y es una de las primeras del mundo, pero nunca al punto de superar a la de Estados Unidos o convertirse en la "medida estándar" de la economía mundial.

Con China puede estar ocurriendo lo mismo. China es, sin duda, gigantesca en términos de su PIB, el cuarto más grande del planeta (detrás de EUA, Japón y Alemania). Sin embargo, la mayor parte de su crecimiento se debe a la barata mano de obra que tiene, lo cual le permite ser la fábrica de las potencias como Estados Unidos. La población que trabaja y produce los bienes en China difícilmente tiene el poder adquisitivo para comprar esos mismos bienes. El Yuan está severamente sobrevaluado. China depende de una manera exagerada de las exportaciones, lo cual la hace vulnerable ante las fluctuaciones económicas de otros países, tal como ocurre en estos momentos en que Estados Unidos atraviesa una profunda recesión.

Todavía hay otras razones por las cuales creo que China no representa, al menos en el futuro cercano, una amenaza a la supremacía norteamericana. Tecnología sigue siendo el motor principal de cualquier superioridad, y Estados Unidos todavía tiene la mejor tecnología de información, militar y educacional del mundo.

La mejor investigación de tecnología informática se realiza en laboratorios controlados o auspiciados por IBM, Intel, AMD y Motorola entre otros. Los mayores supercomputadores están siendo desarrollados en universidades y centros de investigación norteamericanos. India y Europa tienen también importantes centros de esta clase.

Militarmente, nadie pone en duda la supremacía tecnológica de los Estados Unidos. "Tecnológica" es otra vez la palabra clave aquí. Estados Unidos cuenta con aviones invisibles al radar que ninguna otra nación ha podido desarrollar a pesar de tener más de 20 años de investigación en Estados Unidos. Además desarrolla un "escudo misilístico" que, a pesar de haber sido objeto de dudas en los años 80, ahora está cada vez más cerca de ser realidad. Ninguna potencia del mundo está, ni cualitativa ni cuantitativamente cerca del nivel de las fuerzas armadas norteamericanas.

Aunque se dice mucho de la educación norteamericana y sus deficiencias, el modelo de desarrollo y selección es diferente al del resto del mundo, y aunque requiere mayores ajustes, todavía da los resultados esperados. Más de 30 de las 45 mejores universidades del mundo están en Estados Unidos (ninguna en China, aunque el estudio lo realiza la Universidad de Shangai basado, entre otras cosas, en el número de premios Nobel y otros reconocimientos entre alumnos y profesorado). El número de patentes otorgadas en Estados Unidos supera con creces las de otros países del mundo. Y esto sin decir que los principales avances en biotecnología y medicina también tienen lugar en norteamérica.

No quiero decir con esto que los avances de otras naciones son insignificantes. Solamente que, a pesar de la crisis económica norteamericana y de los enormes avances económicos de otros países, todavía está lejos de ser transtornado el actual orden mundial. Todavía no es, en mi opinión, momento de aprender a hablar chino.

martes, 26 de febrero de 2008

Racionamiento venezolano

He leido mucho últimamente sobre cómo en Venezuela se va a copiar el modelo cubano de distribución de alimentos, la tarjeta de racionamiento que tanto ha dado qué hablar en nuestros países, y quería reflexionar sobre cómo puede llegar a implantarse semejante sistema en el país.

La tarjeta de racionamiento venezolana no vendrá con decretos y expropiaciones, sino con el ahorcamiento gradual de los mecanismos de distribución y venta de alimentos al consumidor final. Es decir, como al gobierno poco le importa que las grandes cadenas de supermercados tengan o no productos para el consumidor, y tampoco le importan la enorme cantidad de abastos, bodegas, tiendas pequeñas regadas en todas las ciudades y pueblos, a éstos y aquéllos no les quedará otra opción que someterse y cerrar puertas, o reducir abastecimiento. El gobierno, que ya tiene a PDVal y tambien a Mercal, acaparará los pocos bienes que se produzcan en el país, y unidos a los importados (que sólamente el gobierno puede comprar con dólares) monopolizará el expendio de alimentos al consumidor.

Aquí viene el último elemento: el del control. Ya se lee en los medios que serán los consejos comunales los que actuarán como reguladores de quiénes compran en Mercal y PDVal. Ya el presidente Chávez habla de tarjetas de consumo expedidas unicamente para éstos entes gubernamentales, limitando las cantidades que cada comprador puede comprar, y cuántas veces al día.

Pronto no importará si las tarjetas y los mecanismos de control solamente aplican en PDVal y Mercal. La escasez hará irrelevantes a los otros expendedores. Productores solamente podrán vender al estado, único capitalista de la nación, y allí podrá implementarse el temido sistema de "racionamiento". Sin violencia, sin cierres, sin expropiaciones, sin ninguna otra acción que tomar que no sea esperar al colapso de los expendedores privados.