martes, 26 de abril de 2011

Dejemos descansar a Bolívar

Una de las primeras tareas que enfrenta la sociedad civil una vez comience la transición hacia la era post-Chávez, es destinar una cantidad sincera de esfuerzo intelectual a darle al Libertador Simón Bolívar el puesto que merece en la historia nacional. No menos que eso, pero tampoco más.

Para Chávez, la retórica bolivarianista-socialista ha sido un pilar fundamental en su discurso. Bolívar como socialista. Bolívar como visionario que podía predecir el futuro con precisión de clarividente. Bolívar como idéologo del siglo XXI. Bolívar es todo en el discurso rojo rojito.

De la misma manera como el presidente utiliza la figura, por demás mitológica, de Jesús para justificar su verborrea socialistoide, también recurre a imprecisiones y tergiversaciones para indicar que Bolívar "era socialista". Utiliza una figura casi sagrada para los venezolanos. Una que acepta poco cuestionamiento. Chávez se coloca la pajita en el hombro retando a la oposición a refutar la palabra del Libertador, casi deidad para la sociedad.

Así que pongamos algunas cosas claras. Bolívar fue un extraordinario venezolano del siglo XIX. A Bolívar debemos la independencia de nuestro país y de nuestros hermanos. Bolívar fundó la república incipiente de donde se origina nuestra pequeña nación y algunas otras vecinas. Bolívar es, sin duda, tremendamente importante para comprender la infancia de Venezuela como nación.

Pero Venezuela no es una nación en pañales. Ni siquiera es una nación adolescente. Venezuela es una nación en el siglo XXI. Cuando Bolívar liberaba nuestro país, era una nación de quizás unos 880 mil habitantes en todo el territorio. La economía era principalmente agropecuaria y bastante subdesarrollada en comparación con naciones similares. En 1925, casi 100 años después de la muerte de Bolívar, todo cambia con el inicio de la explotación petrolera, que cambia completamente las condiciones socio-económicas de la población. El Libertador difícilmente hubiera podido indicarnos con 200 años de antelación cómo debíamos gobernarnos, cómo debíamos dirigir nuestra economía y la libertad que nos dejaba en las manos.

La Venezuela de hoy es ajena a la realidad de Bolívar y su visión. El socialismo es además un sistema de relación entre sociedad y sistemas de producción colectiva, no una idea abstracta de lucha de pobres contra ricos. El socialismo fue magistralmente conceptualizado por de Saint Simon, Marx, Engels y luego Lenin, entre muchos otros. Fue una reacción a la revolución industrial de la Europa del siglo XIX. Bolívar no ignoraba quizás los acontecimientos de Europa, pero fallece muy pronto para enterarse de lo que ocurriría en la segunda mitad del siglo.

Decir que Bolívar, o Jesús eran socialistas es como argumentar que Aristóteles o Platón lo eran. El intento pseudo-intelectual de Chávez de apoyarse en figuras inderrotables es solamente una patada más que indica la falta de oxígeno que tiene su proyecto de gobierno para Venezuela. Un proyecto que tampoco es tan socialista como es totalitarista. Que no ha cambiado el balance de distribución de riqueza y no ha sido efectivo en rescatar a Venezuela de la degradación de la miseria, la delincuencia, la ignorancia y el clientelismo social. Que ha convertido en mendigos a sus ciudadanos. Que ataca las libertades y crea exiliados a partir de muchos de sus mejores recursos. Es un proyecto que al final, la historia no juzgará de una manera tan generosa como la obra libertaria de Simón Bolívar, José Antonio Páez, Antonio José de Sucre y tantos otros que merecen nuestro agradecimiento y nuestro respeto.


@enelexilio