martes, 8 de mayo de 2012

Impresiones sobre la elección en Francia


Ayer, luego de la victoria de François Hollande, decidí explorar el para mí nuevo medio del tweeter y enviar algunas impresiones. Para mi sorpresa vi a venezolanos (que no conozco y que no sigo pero así es tweeter, se retuitea y nos perdemos entre tantas opiniones) calificar a los franceses de «pendejos» por haber elegido a Hollande como presidente. Algunos confundían el socialismo francés con el «socialismo» chavista, otros, no sin razón, expresan inquietudes sobre el proyecto económico de Hollande. Me pregunto si quienes insultan y hasta dicen desear que Francia «se joda» luego del resultado de estas elecciones saben lo que ha significado para este país cinco años de «Sarkosismo».
Vivo en Francia desde hace catorce años y desde hace ocho tengo el privilegio de poder votar. Desde mi punto de vista el voto por Hollande ha sido en parte un voto contra Sarkozy y su manera de gobernar. Ni yo, ni muchos de los franceses golpeados por la crisis económica, hemos olvidado la celebración del triunfo de Sarko en el 2007 en un lujosísimo restaurante parisino; su paseo en el yate de un amigo millonario; la exhibición impúdica de su vida privada (divorcio, noviazgo y matrimonio con Carla Bruni); sus insultos durante visitas a sitios públicos (evocando más a un bravucón que a un presidente cuando alguien lo provoca); el estrangulamiento de la clase media mientras los ricos se resguardan en los «nichos fiscales» para pagar menos impuestos y el desmantelamiento de la escuela pública francesa.
El discurso xenófobo de Sarko y de los miembros de su gobierno también ha sido insoportable: debate gubernamental sobre lo que es «ser francés»; defensa de las raíces cristianas de una sociedad que se define como laica; la creación de un ministerio de inmigración y de «identidad nacional»; la expulsión de miles de extranjeros sin papeles sin consideracion humana alguna y, para resumir, la política de establecer diferencias entre los franceses para dividir también han contribuido a que 52% de los ciudadanos de este país haya votado para que Sarko se vaya. De estas inmersiones en las aguas de la extrema derecha nos queda un gusto amargo como sociedad y la terrible realidad de ver que esto ha fortalecido al partido Frente Nacional. Sarkozy, por su parte, ha perdido al jugar esas peligrosas cartas.
A todo esto le sumamos su arrogancia y autoritarismo, su afán de protagonismo y su intento de controlar los poderes públicos (criticando la labor de jueces, nombrando a los presidentes de los medios audiovisuales públicos y ejerciendo presiones en los medios privados). Claro, para un venezolano que se ha calado catorce años de gobierno chavista esto no es nada, pero en Francia un presidente debe actuar como tal, respetar las instituciones y tener un mínimo de compostura. Chavez y Berlusconi son mostrados más como peligrosos payasos que como estadistas.
En lo que respecta a François Hollande, nunca lo imaginé como presidente y su triunfo se debe también a la conjunción de muchas circunstancias, pero no olvido que Hollande quería ser candidato ya en el 2007 y su hoy ex-esposa Ségolène Royal se impuso entre los socialistas. La caída vertiginosa de Dominique Strauss-Kahn también constribuyó a que Hollande se erigiera como candidato de la oposición.
Hollande es un hombre modesto, aunque, a diferencia de Sarkozy, estudió en la ENA (Escuela Nacional de Administración), en el Instituto de Estudios Políticos y en la HEC de París (Escuela de Altos Estudios Comerciales), que forman a la élite francesa. A pesar de esto siempre estuvo en la sombra, nunca ha sido ministro aunque ha sido calificado como uno de los más brillantes entre las filas socialistas. Fue un secretario del partido un poco gris pero es muy apreciado en el departamento rural donde vivo (la Corrèze). Aquí presiden el Consejo General desde el 2008. Antes ha sido alcalde de Tulle (la capital de la Corrèze, con apenas 15 mil habitantes) y diputado. Se necesita mucha perseverancia para abrirse un espacio político en estas, las tierras del derechista Jacques Chirac, donde todo el que no provenga del terruño es mirado con suspicacia (por decir lo menos).
También lei en twitter que Hollande incumplirá rapidamente sus promesas electorales. Claro que lo hara, ¿qué presidente electo no lo ha hecho ? En estos tiempos de crisis y dentro del marco de la Unión Europea, Hollande no tiene mucho margen de acción. Personalemente me parece excesiva su promesa de hacer que todo el que gane más de un millón de euros pague 75% de impuestos, pero si logra hacer desaparecer los «nichos fiscales» que favorecen a los más ricos ya será algo. Habrá austeridad, no hay duda, pero esperamos que Hollande, contrariamente a Sarkozy, no diriga esa austeridad a las capas mas marginalizadas y vulnerables de la población. François Hollande parece ser moderado y conciliador, más dirigido a la social-democracia y por eso ha tenido que soportar las criticas de sus propios compañeros de partido que lo han catalogado de «blando ». Esto puede ser una ventaja dentro del contexto economico actual, pero sin olvidar la necesidad de transformar el sistema bancario y de recortar el gasto público. Este será uno de sus retos, comenzar la transformación de la economía francesa sin debilitar más a los verdaderos necesitados de ayudas sociales ni penalizar a las pequeñas y medianas empresas.
El margen de acción de Hollande dependerá de las elecciones legislativas que se celebrarán dentro de cinco semanas. Vistas las cifras de la derecha es muy probable que los socialistas no obtengan la mayoría en la Asamblea, pero ¿cuál de las derechas predominará?
Personalmente, pienso que es posible reformar el Estado y crear una nueva social-democracia en Europa, algo que es cada vez más necesario ante el repunte de la extrema derecha. Las opciones existen, tal como lo afirma y lo demuestra con estudios serios Philippe Aghion, profesor en Harvard y autor de numerosos libros (y uno de los asesores de Hollande, por cierto). A los interesados les recomiendo leer: «Repenser l'Etat : pour une nouvelle social-démocratie» de Aghion, que debe estar traducido por lo menos al inglés.
A mi parecer, la campaña electoral fue decepcionante y no se abordaron muchos temas importantes como el de la energía nuclear, pero es seguro que luego del ruidoso y agresivo Sarkozy Francia necesitaba un presidente «tranquilo» y «normal» como Hollande. Luego de 17 años de gobiernos de derecha se decide recorrer otro camino, no el «socialista» que imaginan algunos (y esto decepcionará sin duda a muchos socialistas), sino uno un poco más equilibrado. Sarkozy es uno de los pocos presidentes franceses que no renueva su mandato (con Valérie Giscard d'Estaing) y eso da mucho qué pensar.